Las prótesis retinianas avanzadas representan un salto tecnológico en la medicina regenerativa, permitiendo a personas ciegas percibir patrones de luz y formas básicas mediante la estimulación directa de la corteza visual. Estos sistemas convierten las imágenes capturadas por una cámara externa en señales eléctricas que se transmiten a electrodos implantados quirúrgicamente, creando percepciones visuales artificiales que el cerebro aprende a interpretar con el tiempo.


Funcionamiento de las prótesis retinianas

El proceso comienza cuando una minicámara montada en gafas especiales captura el entorno visual y envía la información a un procesador externo. Este dispositivo transforma los datos en un patrón de estimulación personalizado que viaja de forma inalámbrica a un chip implantado en la retina, activando las neuronas restantes para generar fosfenos, esos puntos de luz que constituyen la base de la visión artificial. Los pacientes requieren entrenamiento prolongado para asociar estos patrones luminosos con objetos reales.

Avances y limitaciones actuales

Aunque sistemas como el Argus II ya permiten distinguir puertas o aceras, la resolución visual alcanzada dista mucho de la visión natural, con imágenes compuestas por apenas centenares de píxeles. Investigaciones recientes exploran el uso de materiales biocompatibles como el grafeno para aumentar la densidad de electrodos, mientras que la inteligencia artificial optimiza la estimulación neuronal. El principal desafío sigue siendo la interfaz cerebro | máquina, donde la neuroplasticidad cerebral resulta crucial para adaptarse a estas nuevas señales.

Ahora los ciegos pueden ver pixeles, no es mucho, pero mejor que nada, hay que seguir avanzando.