En los bosques más profundos de Galicia y Asturias, donde la niebla se aferra a los árboles como un sudario húmedo, algo acecha entre las sombras. No es un animal común, ni un lobo, ni un perro doméstico. Es el Perro Huerco, una criatura que emerge de las pesadillas colectivas de aldeas remotas. Su presencia se anuncia con un silencio repentino, cuando los grillos dejan de cantar y el viento parece contener la respiración. Los campesinos susurran su nombre con temor reverencial, sabiendo que encontrarse con él significa que la muerte ha fijado su mirada en ellos.


La aparición que congela la sangre

El Perro Huerco no se muestra completo ante los ojos mortales. Solo se vislumbran fragmentos en la penumbra: unos ojos que brillan con un fuego pálido, más altos de lo que cualquier can debería tener. Su pelaje parece hecho de la misma oscuridad que lo rodea, absorbiendo la poca luz que se filtra entre las ramas. Quienes lo han visto—y sobrevivido para contarlo—describen un hedor a tierra recién removida y carne en descomposición. No emite ladridos, sino un sonido gutural que parece surgir de las profundidades de la tierra, un quejido que resuena en los huesos más que en los oídos.

El augurio de muerte inminente

Encontrar al Perro Huerco no es un simple avistamiento fortuito. Es una sentencia. La criatura aparece exclusivamente para aquellos cuyo destino ya está sellado, caminando silenciosamente junto a ellos durante tres días y tres noches antes de llevárselos al más allá. No importa cuán rápido corra la víctima, ni dónde se esconda—siempre estará allí, esperando pacientemente al final del camino, detrás de la siguiente esquina, o reflejado en los charcos bajo la luz de la luna. Las familias entierran a sus seres queridos con la certeza de que el Perro ya está buscando a su próximo acompañante.

Si alguna noche escuchas pasos detrás de ti en un camino solitario, no te des la vuelta. Podría ser tu propio funeral caminando a tu lado, fiel acompañante hasta la tumba. Al menos no tendrás que preocuparte por llegar solo a tu último destino.