Una sombra judicial se cierne sobre los escoltas y el chófer que custodiaban al presidente en funciones de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, aquel 29 de octubre de 2024. La magistrada exige ahora sus declaraciones, buscando reconstruir cada palabra susurrada en aquellas conversaciones telefónicas con la exconsellera Salomé Pradas. Cada suspiro, cada pausa, cada silencio entre sus voces se convierte en una pieza crucial para este puzzle de emergencia. Los testigos que antes protegían ahora serán interrogados, sus recuerdos diseccionados bajo la lupa de la justicia, mientras la verdad se esconde entre los ecos de llamadas canceladas y mensajes sin responder.


La sombra del restaurante El Ventorro

El restaurante El Ventorro emerge como otro escenario oscuro en esta trama, donde el personal que acompañó al presidente hasta ese lugar también será convocado. Cada camarero, cada mirada cruzada en ese espacio se transforma en un testigo potencial, otro hilo más en la red que la juez teje meticulosamente. La periodista Maribel Vilaplana, presente en ese encuentro, añade otra capa de misterio a una noche donde las decisiones tomadas detrás de puertas cerradas ahora resonarán en los pasillos de los tribunales.

El rastro digital de las llamadas fantasma

La magistrada ha desenterrado la secuencia completa de comunicaciones entre Mazón y Pradas, incluyendo aquellas llamadas que nunca llegaron a completarse, fantasmas en el sistema que ahora cobran vida en la investigación. Cada número marcado, cada tentativa fallida de contacto, se examina como si fueran huellas digitales en la escena de un crimen. El mensaje de alerta Es-Alert se convierte en el epicentro de esta pesadilla legal, donde la voluntad de comunicación se mide con precisión forense, buscando determinar si alguien, en la penumbra del poder, intentó evitar que las palabras cruzaran el umbral.

En este teatro de lo absurdo, uno casi puede escuchar las risas nerviosas de los funcionarios mientras buscan desesperadamente los datos de identificación, como si estuvieran buscando velas en un apagón mortal, sabiendo que cada documento que encuentran podría ser su propio verdugo.