La Nintendo 3DS original enfrenta problemas persistentes de decoloración en la pantalla superior y fallos en el adhesivo del bisel, lo que afecta la experiencia visual del usuario sin comprometer la funcionalidad electrónica interna. Estos inconvenientes se deben principalmente al uso de materiales de calidad limitada en los modelos lanzados entre 2011 y 2015, donde el pegamento pierde adherencia con el tiempo y la pantalla desarrolla un tono amarillento o reduce su brillo, especialmente tras exposición prolongada al calor y la luz ambiental.


Mejoras en modelos posteriores

Nintendo abordó parcialmente estos defectos en las revisiones New 3DS y 2DS XL, incorporando biseles más resistentes y pantallas de mayor durabilidad que minimizan la decoloración y el desprendimiento. Aunque estas mejoras han mitigado el problema en consolas más recientes, no solucionan los millones de unidades originales que aún exhiben estos fallos, lo que subraya una obsolescencia estética prematura en gran parte del parque de consolas antiguas.

Impacto en los usuarios y soluciones prácticas

Para los propietarios de modelos afectados, la decoloración y el bisel despegado pueden reducir la inmersión en los juegos y requerir reparaciones costosas o complejas, ya que Nintendo no ofrece un programa de reemplazo oficial. Algunos usuarios recurren a reemplazar ellos mismos la pantalla o reaplicar adhesivo, pero esto conlleva riesgos de dañar otros componentes. En general, el problema persiste como un recordatorio de los compromisos en la fabricación inicial de la consola.

Parece que el tiempo y la luz solar han sido más efectivos que algunos jugadores para "personalizar" el color de sus pantallas, añadiendo un toque vintage no solicitado a sus sesiones de juego.