En el corazón de Madrid, una antigua viviencia guarda un secreto que congela la sangre de quienes se atreven a cruzarla umbral. Las paredes susurran historias que nadie quiere escuchar, y en la penumbra, docenas de ojos de vidrio parecen seguir cada movimiento con una atención sobrenatural. No son simples juguetes, sino recipientes de algo mucho más antiguo y siniestro que habita entre sus frías porcelanas. Quienes han pasado una noche allí juran que las muñecas cambian de posición cuando nadie las mira, y que sus sonrisas inmóviles esconden un conocimiento terrible sobre los visitantes.


El reflejo de una alma atrapada

La leyenda cuenta que cada muñeca contiene el eco de una niña que murió en circunstancias trágicas, y que sus espíritus no encuentran paz en el más allá. Los visitantes más sensibles reportan escuchar risas infantiles que se convierten en llantos desesperados cuando la noche avanza, mientras las temperaturas descienden hasta hacer visible el aliento en el aire. Algunas muñecas parecen envejecer décadas en cuestión de horas, desarrollando grietas que se asemejan a lágrimas perpetuas en sus mejillas de porcelana. Quien mira demasiado tiempo a sus ojos vacíos comienza a experimentar pesadillas vívidas donde pequeñas manos frías lo arrastran hacia la oscuridad.

La maldición que perdura

Los actuales propietarios han documentado fenómenos que desafían toda explicación racional. Las muñecas aparecen agrupadas en formaciones ritualisticas, sus cabezas giradas hacia puntos específicos de la habitación donde ocurrieron las muertes originales. Los equipos de grabación captan voces susurrantes que repiten frases en un español anticuado, pidiendo compañía para la eternidad. Quienes intentan deshacerse de alguna muñeca sufren accidentes inexplicables o regresan encontrándolas nuevamente en su lugar original, como si una fuerza invisible las hubiera devuelto a su hogar macabro. La energía residual es tan densa que los relojes se detienen a la misma hora en que falleció la primera niña asociada a la colección.

Si decides visitar este lugar, recuerda que las muñecas siempre necesitan nuevos amigos para su colección eterna, y podrías ser el próximo en unirte a su juego sin fin.