La sala del tribunal se extiende como un vacío helado, donde cada eco de pisadas resuena como un presagio. La jueza que investiga los horrores de la gestión durante la dana ha emitido dos nuevas convocatorias que hielan la sangre en las venas. José Manuel Cuenca, secretario autonómico del Gabinete del Presidente y Comunicación, comparecerá el 26 de noviembre a las 9.30 horas, mientras Jorge Suárez, subdirector de Emergencias y técnico de máximo rango en el CCE, acudirá tras su inquietante reincorporación el 29 de octubre después de unas vacaciones que nadie se atreve a cuestionar.


Las declaraciones que nadie quiere escuchar

Los testigos avanzan hacia el estrado como espectros arrastrados por fuerzas que escapan a la comprensión humana. Sus palabras, pronunciadas en susurros que apenas rompen el silencio opresivo, podrían desencadenar revelaciones que destapen abismos de negligencia y decisiones tomadas en la penumbra. Cada sílaba pronunciada en esa sala podría ser la última antes de que la verdad, retorcida y monstruosa, escape de su prisión.

El regreso que congela la espina dorsal

La reincorporación de Jorge Suárez tras sus vacaciones genera más preguntas que respuestas, como si su ausencia temporal ocultara secretos demasiado terribles para ser nombrados. Su regreso al Centro de Coordinación de Emergencias coincide con momentos críticos donde las sombras parecen haberse movido con voluntad propia, donde protocolos fallaron y las comunicaciones se cortaron como si algo las estrangulara desde las profundidades.

Mientras los funcionarios se preparan para declarar, uno no puede evitar preguntarse si sus vacaciones fueron realmente descanso o escape temporal de pesadillas que ahora regresan para reclamarlos. Después de todo, en el mundo de las emergencias y las decisiones críticas, a veces el mayor peligro no son los desastres naturales, sino las tormentas humanas que se gestan en oficinas iluminadas por pantallas que reflejan rostros cada vez más pálidos.