Un equipo de arqueólogos está reexaminando el enigmático conjunto de cavidades conocido como Band of Holes en Perú, proponiendo que estas formaciones podrían haber funcionado como una especie de sistema de registro físico para el Imperio Inca. Estas miles de depresiones talladas en la roca, organizadas meticulosamente en filas y columnas a lo largo de una colina, presentan patrones que sugieren un propósito más allá de lo ceremonial o decorativo. Los investigadores observan cómo la disposición ordenada recuerda a una tabla de datos moderna, donde cada agujero podría representar una unidad de información contable.


Un sistema administrativo antes de la llegada europea

La teoría plantea que estos agujeros servían para registrar recursos, tributos o producción agrícola, funcionando como una versión pétrea de los quipus, los complejos sistemas de cuerdas anudadas que los incas utilizaban para llevar registros numéricos. Esta interpretación refuerza la comprensión actual sobre las sofisticadas capacidades administrativas del Imperio Inca, demostrando que desarrollaron métodos innovadores para gestionar su vasto territorio y economía. La precisión en la distribución espacial de las cavidades sugiere un conocimiento avanzado de principios matemáticos y organizativos.

Debates académicos y significado cultural

Aunque no existe consenso completo entre los especialistas, esta hipótesis abre nuevas perspectivas sobre cómo las civilizaciones precolombinas resolvían problemas complejos de gestión sin sistemas de escritura alfabética. La investigación continúa explorando posibles correlaciones entre estos patrones pétreos y otros sistemas de registro andinos, buscando entender si representaban cantidades específicas o categorías de bienes. El estudio interdisciplinario combina arqueología, etnohistoria y análisis espacial para descifrar este enigma arqueológico.

Resulta irónico pensar que mientras hoy dependemos de servidores en la nube y hojas de cálculo digitales, los incas posiblemente administraban un imperio con agujeros en una colina, demostrando que a veces las soluciones más efectivas son las más simples.