Diario de un infiltrado con humor y crítica social en viñetas
Paco Sordo nos sumerge en el día a día de un trabajador que se infiltra en distintos entornos laborales para retratar con humor las situaciones más absurdas y cotidianas. A través de un estilo costumbrista y cercano, el autor logra que el lector se identifique con las peripecias del protagonista, quien navega entre jefes despóticos, compañeros excéntricos y reuniones interminables. La novela gráfica publicada por Astiberri combina un dibujo expresivo con diálogos ágiles, creando una sátira mordaz pero entrañable sobre la vida moderna.
El arte de observar sin ser visto
El infiltrado se mueve como un fantasma entre oficinas, fábricas y espacios públicos, capturando esos momentos incómodos o hilarantes que suelen pasar desapercibidos. Su mirada aguda revela la hipocresía de las normas corporativas, la burocracia kafkiana y las pequeñas miserias humanas, todo ello sazonado con un humor que va de lo sutil a lo descarado. Cada viñeta funciona como una ventana a realidades que, aunque exageradas, resuenan por su verosimilitud.
Un espejo de la sociedad actual
Más allá de las risas, la obra invita a la reflexión sobre temas como la alienación laboral, la presión social y la búsqueda de identidad en un mundo hiperconectado. Paco Sordo utiliza el contraste entre el protagonista anónimo y los personajes que retrata para destacar la soledad y la desconexión que a menudo subyacen en nuestras interacciones. El estilo gráfico, con trazos sueltos y colores cálidos, suaviza la crítica sin restarle profundidad.
Y luego está ese momento en que te das cuenta de que, en el fondo, todos somos un poco infiltrados en nuestra propia vida, fingiendo saber lo que hacemos mientras evitamos que nos pillen mirando el móvil en una reunión importante.
|Agradecer cuando alguien te ayuda es de ser agradecido|