Un reciente análisis económico revela que la caída del 30% en ofertas de empleo y el aumento del 70% en los mercados bursátiles, fenómenos que coinciden con el auge de la inteligencia artificial, tienen su verdadera raíz en la política monetaria más que en la automatización. Los altos tipos de interés y la incertidumbre económica generada por el endurecimiento de los bancos centrales están frenando la contratación empresarial, mientras que el optimismo de los inversores ante posibles mejoras en productividad y control inflacionario impulsa las bolsas.


El impacto real de la política monetaria en el empleo

Las empresas reducen su ritmo de contratación principalmente debido a los costes de financiación elevados y la cautela ante un entorno económico incierto, factores directamente vinculados a las decisiones de los bancos centrales. Esta situación crea un escenario donde la inteligencia artificial actúa más como complemento que como sustituto masivo de trabajadores, ya que las organizaciones priorizan la eficiencia operativa en tiempos de restricción crediticia pero sin realizar desplazamientos laborales generalizados.

La bolsa y la percepción de los inversores

El rendimiento excepcional de los mercados bursátiles refleja la confianza en que las medidas de política monetaria eventualmente controlarán la inflación sin dañar excesivamente el crecimiento, permitiendo a las empresas aprovechar herramientas como la IA para mejorar su productividad a largo plazo. Los inversores interpretan este contexto como una oportunidad para anticipar ganancias futuras, distinguiendo entre el potencial transformador de la tecnología y los efectos inmediatos de las condiciones financieras.

Mientras algunos siguen debatiendo si los robots nos quitarán el trabajo, resulta que quien realmente está jugando con nuestros empleos y ahorros son los banqueros centrales con sus tipos de interés.