Warhorse Studios mantiene su motor CryEngine personalizado para Kingdom Come Deliverance 2, perfeccionando la representación de la Bohemia del siglo XV con un enfoque en la autenticidad histórica. Esta decisión técnica permite al equipo construir sobre los cimientos establecidos en el primer título mientras introduce mejoras significativas en los sistemas centrales, particularmente en aquellos aspectos que contribuyen a la inmersión del jugador en el mundo abierto. La continuidad con este motor garantiza coherencia visual y una base sólida para expandir las mecánicas de juego.


Avances técnicos en renderizado y sistemas dinámicos

El motor personalizado demuestra su potencia en el renderizado de entornos naturales y exteriores, donde la vegetación, el terreno y los cuerpos de agua alcanzan un nuevo nivel de detalle. La iluminación global se ha refinado para crear atmósferas más creíbles que cambian de forma dinámica con las condiciones climáticas, afectando la visibilidad y el estado de ánimo de las escenas. Estos sistemas trabajan en conjunto para presentar un mundo vivo que reacciona de manera orgánica, haciendo que cada viaje a través del paisaje bohemio sea una experiencia única y visualmente cohesiva.

Fidelidad histórica en activos y herramientas de desarrollo

La precisión histórica se extiende a la meticulosa recreación de arquitectura, vestimenta y armamento, lograda mediante el uso de Autodesk Maya, 3ds Max y ZBrush para el modelado y esculpido de activos. Warhorse Studios complementa estas herramientas estándar de la industria con utilidades propias del estudio, optimizando el flujo de trabajo para garantizar que cada objeto, edificio y prenda de vestir no solo sea visualmente impresionante sino también históricamente precisa. Este compromiso con el detalle auténtico es fundamental para la identidad de la saga y sumerge al jugador en una recreación verosímil de la época.

Por supuesto, con tanto realismo, uno casi espera que el juego incluya un modo donde tu personaje pueda contraer disentería históricamente precisa después de beber de un arroyo sucio, completando así la experiencia auténtica del siglo XV.