Un equipo de investigación del SIU está desarrollando un enfoque revolucionario que permite a las piezas impresas en 3D con metales mantener su funcionalidad incluso cuando presentan defectos de fabricación. Esta metodología cambia el paradigma tradicional donde cualquier imperfección podía comprometer la integridad estructural de los componentes. Los investigadores trabajan con aleaciones metálicas específicamente diseñadas para redistribuir las tensiones alrededor de los defectos, evitando así que se propaguen y causen fallos catastróficos.


Metodología de diseño inteligente

La clave del sistema reside en un algoritmo de diseño generativo que optimiza la distribución del material teniendo en cuenta posibles imperfecciones desde la fase de concepción. Este software analiza las zonas críticas donde los defectos podrían ser más perjudiciales y refuerza estratégicamente esas áreas sin aumentar significativamente el peso total de la pieza. El proceso incorpora modelos predictivos que simulan cómo se comportará el componente bajo diferentes condiciones de estrés, identificando patrones de fallo antes de que ocurran en la realidad.

Aplicaciones industriales y beneficios

Este avance tiene implicaciones importantes para sectores como la aeronáutica, automoción y medicina, donde la fiabilidad de los componentes es crucial. Las empresas podrán reducir significativamente los costes asociados al control de calidad y el rechazo de piezas, aceptando márgenes de imperfección que antes resultaban inaceptables. Además, se abre la posibilidad de fabricar componentes más ligeros sin comprometer la seguridad, ya que el diseño compensa automáticamente las variaciones del proceso de impresión.

Parece que pronto podremos decir que nuestras impresiones 3D metálicas son como el vino bueno: mejoran con los años y sus imperfecciones les dan carácter, aunque en este caso el carácter evita que un avión se desintegre en pleno vuelo.