Del rincón friki al centro del entretenimiento. El anime ya no es cosa de nicho. Según datos de Dentsu y la propia Netflix, la mitad de sus 300 millones de usuarios ven anime, y uno de cada tres consumidores a nivel global lo ve al menos una vez por semana. Eso es un cambio radical si pensamos que hace apenas una década era un género asociado a foros, convenciones pequeñas o el raro del instituto. Hoy, es tan mainstream como cualquier superhéroe de Marvel... y bastante más interesante para muchos.


Los canales de streaming lo saben y lo explotan

El 48% de los que ven anime lo hacen en Netflix, muy por delante de Disney+ o Prime Video. En parte, esto se debe a la facilidad de acceso, pero también a que la plataforma ha apostado fuerte por producir anime propio. Títulos como Cyberpunk: Edgerunners o Castlevania, aunque hay debate sobre si esto es anime auténtico, han ampliado los márgenes de lo que se considera animación japonesa o inspirada en ella. La línea entre lo hecho en Japón y lo estilo anime ya no es tan rígida. Eso sí, los fans siguen valorando la autenticidad y el respeto a la obra original, especialmente cuando hay adaptaciones live-action de por medio.

Los fans jóvenes no solo ven si no que crean y compran

Gen Z y millennials son el motor de esta expansión. Además de ver anime semanalmente, gastan dinero serio: en EE. UU., el 40% ha gastado más de 200 dólares en productos de anime en el último año, y un 20% más de 500. Camisetas, figuras, pósters, teclados con waifus. Y no se quedan ahí: muchos hacen contenido, venden productos o tienen podcasts dedicados al tema. El fandom no es solo pasión, es economía creativa.

¿Por qué el anime conecta tanto?

El secreto está en las historias. El anime ofrece mundos únicos, con géneros para todos los gustos: romance, ciencia ficción, drama existencial, horror psicológico… Y lo hace con una profundidad emocional y cultural que muchas veces se extraña en Hollywood. En EE. UU., 3 de cada 10 espectadores dicen haber llegado al anime cansados de las mismas fórmulas de siempre en el cine. Irónicamente, una serie sobre un adolescente que invoca demonios puede parecer más humana que diez secuelas de superhéroes.

Para los artistas digitales es algo a tener en cuenta

Si estás en el mundo de la animación, VFX o diseño 3D, lo sabes, cada vez más proyectos buscan el look anime o quieren integrarlo en contenido multimedia. Softwares como Blender, Clip Studio Paint o incluso After Effects con plugins estilo anime están en auge. Hay demanda para diseñadores que sepan recrear esa estética: fondos planos con profundidad emocional, efectos de partículas estilizados, y personajes con expresividad exagerada pero sincera. No es solo imitar el estilo, es entender el lenguaje.

Y al final… ¿quién lo diría?

El chico que hacía dibujos de Goku en el cuaderno hoy es director de arte, y las grandes marcas se pelean por ver quién lanza primero su colaboración anime auténtica. Quizás, lo único que no ha cambiado es que seguimos discutiendo si es mejor verlo subtitulado o doblado. Pero eso ya es religión.