La Marina de EE. UU. confía en la impresión 3D
La impresión 3D metálica ha dejado de ser una promesa incierta y se está convirtiendo en una solución fiable para la defensa gracias al equipo del Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins (APL). En colaboración con el Mando Naval de Sistemas Marítimos (NAVSEA), los investigadores han resuelto problemas clave de fiabilidad, abriendo la puerta a una nueva era de fabricación avanzada para aplicaciones navales.
Eliminar la porosidad es la clave para las piezas críticas
Uno de los principales desafíos para adoptar la fabricación aditiva metálica en entornos militares ha sido la porosidad, que compromete la integridad de las piezas. Pero APL ha demostrado que, al controlar rigurosamente los parámetros del proceso, el tipo de polvo metálico y el postprocesado, es posible lograr materiales uniformes y fiables. Esto no solo ha convencido a la Marina, sino que ha permitido reducir en un 60 por ciento los requisitos de certificación de máquinas sin comprometer la calidad.
Fabricar piezas críticas de forma inmediata
En una situación real, un componente clave de un buque sufrió un fallo inesperado. La pieza, que normalmente tardaría entre seis meses y dos años en fabricarse y entregarse, fue rediseñada e impresa en 3D en apenas cinco días. Esto redujo radicalmente el tiempo de inactividad del buque y demostró el enorme potencial logístico de esta tecnología.
Uniformidad en toda la cadena de proveedores
Uno de los objetivos clave de NAVSEA no es solo que la impresión funcione, sino que funcione de forma predecible y consistente, independientemente de dónde o por quién se fabrique. La investigación de APL ha sido crucial para establecer estándares industriales que garanticen esa fiabilidad cruzada. Esto es esencial si se quiere escalar la fabricación aditiva a nivel industrial para sistemas navales complejos.
Un futuro impreso desde el diseño
Aunque el uso actual de la impresión 3D se ha centrado en reparaciones, los ingenieros ya están trabajando en aplicar la tecnología desde el diseño inicial. Dado que los submarinos clase Virginia tienen una vida útil estimada de 33 años, es fundamental que las piezas impresas en 3D igualen o superen el rendimiento de las fabricadas con métodos tradicionales. APL trabaja para generar esa confianza técnica y operativa.
El metal impreso ya está al servicio del mar
La impresión 3D metálica ya no es una curiosidad de laboratorio. Gracias al trabajo de Johns Hopkins APL, se está convirtiendo en una herramienta estratégica que mejora la disponibilidad operativa, reduce costes logísticos y permite mantener la superioridad tecnológica bajo el agua.
|Agradecer cuando alguien te ayuda es de ser agradecido|