Imagina que cada vez que te comes una hamburguesa, unas patatas fritas o ese snack que parece sacado de otro mundo, no solo estás metiendo en el cuerpo ingredientes difíciles de pronunciar, sino también diminutos trozos de plástico. Sí, esos microplásticos invisibles que están en todas partes, incluso en lo que comes. La idea que se plantea es que estos microplásticos podrían estar colándose en la comida ultraprocesada, y no precisamente para mejorar tu día.

¿Qué es la comida ultraprocesada y por qué importa?

Imagina la comida que viene lista para calentar, con mil ingredientes que no encontrarás en la naturaleza tal cual. Esa es la ultraprocesada. Pizza congelada, refrescos, dulces, salsas en bote... Todo más parecido a un experimento de laboratorio que a una receta de la abuela. Esta comida tiene un problema: está relacionada con problemas como la ansiedad o la depresión. Y aquí viene lo curioso: además puede contener microplásticos, esos pequeños restos que a nadie le gustaría comer.


¿Microplásticos dentro del plato?

Exacto. Estos plásticos diminutos no se ven, pero pueden estar en los alimentos. Imagina que las máquinas y procesos que fabrican estos productos usan plásticos, empaquetados y materiales que hacen que minúsculos pedacitos acaben dentro de la comida. Como esos invitados invisibles que nadie invitó, pero están ahí. La pregunta que se hacen muchos científicos es si esos microplásticos pueden afectar nuestro cerebro y empeorar nuestro estado de ánimo sin que nos demos cuenta.

El cerebro y el plástico tienen una relación compleja

No se trata de decir que el plástico te vuelva loco, pero sí que podría influir en la química de tu cerebro. Imagina que el cuerpo recibe señales raras o inflamaciones causadas por estos microplásticos, y eso afecta cómo nos sentimos. No es un villano evidente, pero puede ser un actor secundario en la historia de nuestra salud mental. La ciencia todavía está intentando descifrar esta relación, pero la idea ya resulta bastante interesante para cualquiera que se mueva en el mundo del diseño, la tecnología o simplemente la vida cotidiana.

¿Qué puedes hacer para evitar los microplásticos en tu comida?

Aquí tienes una lista sencilla para cuidar lo que comes sin complicarte:

  • Evita la comida ultraprocesada siempre que puedas
  • Prefiere alimentos frescos y naturales
  • Usa recipientes sin plástico para guardar comida
  • Reduce el consumo de productos con mucho embalaje plástico
  • Infórmate sobre cómo se fabrican los alimentos que consumes


Así que la próxima vez que pienses en qué vas a comer o incluso en diseñar algo relacionado con la comida, recuerda que no solo influye el sabor. También puede colarse un invitado plástico que nadie quiere en la fiesta. Y eso, en tu cerebro, puede ser algo más serio de lo que parece. ¿Quién diría que el diseño de lo que comemos también podría jugar con nuestra cabeza?