Los dispositivos enchufables que prometen ahorrar energía son una estafa
En el mercado aparecen aparatos que se enchufan directamente a la toma de corriente y prometen reducir la factura eléctrica de forma milagrosa. Estos dispositivos, que se venden con nombres como ahorradores de energía o estabilizadores de corriente, afirman optimizar el consumo y llegar a ahorrar hasta un 50%. Sin embargo, su funcionamiento se basa en conceptos pseudocientíficos y no tienen ningún efecto real sobre la energía que consume un hogar. Su verdadera naturaleza es la de un fraude diseñado para engañar al consumidor.
El interior de estos aparatos revela el engaño
Cuando se desmontan estos supuestos ahorradores, se descubre que su electrónica es extremadamente básica y barata. Normalmente contienen solo un condensador, una resistencia y un LED que se enciende para simular que está trabajando. Este circuito simple no puede interactuar con la red eléctrica de una vivienda para modificar el consumo. No filtra armónicos, no corrige el factor de potencia de manera útil para una instalación doméstica y, desde luego, no reduce los kilovatios hora que registra el contador. Su único propósito es aparentar ser un dispositivo tecnológico.
Los riesgos van más allá de perder el dinero
Comprar uno de estos artículos no solo significa tirar el dinero, sino que también puede introducir un peligro en casa. Al estar fabricados con componentes de muy baja calidad y sin cumplir normativas de seguridad, pueden sobrecalentarse y provocar un cortocircuito o, en el peor de los casos, iniciar un incendio. Además, al enchufarlos, el usuario cree erróneamente que está ahorrando y puede descuidar hábitos de consumo eficiente reales, como apagar los equipos que no usa o mejorar el aislamiento de la vivienda.
La próxima vez que veas un anuncio de un artefacto mágico que se enchufa a la pared, recuerda que la física no funciona con deseos. Si fuera tan fácil, las compañías eléctricas los regalarían para venderte más luz.