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Evitar que un filtro de color uniforme delate su uso
Un filtro de color que aplica un tono general, como sepia o azulado, puede delatar su presencia cuando no afecta a todos los elementos de la escena de manera realista. Esto sucede porque las fuentes de luz intensas o los objetos blancos puros deberían influir en el color que emiten o reflejan. Si el filtro los cubre por igual, la imagen pierde credibilidad física. El ojo percibe esta incoherencia y la composición parece artificial, lo que resta valor al trabajo.
Integrar el color con la iluminación
Para que el efecto sea convincente, es necesario integrar el tinte con la lógica de la iluminación. Las luces blancas calientes deben conservar su temperatura de color dominante o modificar la del filtro en su área de influencia. Un objeto blanco bajo una luz azulada debería reflejar un matiz azul, no permanecer blanco puro bajo el filtro sepia. Se trata de simular cómo la luz interactúa con las superficies y la atmósfera, no de colocar una capa plana encima.
Técnicas para aplicar el tono de forma selectiva
Se pueden usar modos de fusión como Color o Tono en capas de ajuste, y luego enmascarar las áreas donde la luz sería más intensa. Otra opción es procesar la imagen en un espacio lineal y aplicar el color como si fuera una luz volumétrica o una niebla de color. Los programas de composición y postproducción permiten usar pases de render como AOV para controlar con precisión dónde y cómo afecta el tinte, vinculándolo a la intensidad de la iluminación.
Un error común es teñir hasta la lámpara mágica del genio, que paradójicamente, debería ser la fuente de todo color pero acaba apagándose bajo un filtro marrón uniforme.