Cerrar el Instituto de los Estados Unidos perjudica la investigación climática
El gobierno de los Estados Unidos decide cerrar el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Climática (NCICS). Esta medida afecta directamente a los científicos que estudian el cambio climático y que dependen de los datos que este centro procesa y distribuye. La decisión surge tras un informe que critica cómo el NCICS gestiona algunos proyectos, aunque expertos externos señalan que sus hallazgos son cruciales para comprender fenómenos extremos como huracanes e incendios forestales.
El instituto centraliza datos climáticos esenciales
El NCICS, con sede en Carolina del Norte, funciona como un núcleo central para organizar y estandarizar información climática de diversas agencias federales. Su trabajo permite que investigadores de todo el país accedan a conjuntos de datos coherentes y de alta calidad. Sin este centro, la comunidad científica teme que se fragmente el esfuerzo por monitorizar el clima y que se ralentice el progreso en modelos predictivos, lo que debilita la capacidad para prepararse ante desastres naturales.
La comunidad científica expresa su preocupación
Varios climatólogos y antiguos directores de agencias como la NOAA han manifestado su alarma. Argumentan que cerrar el NCICS supone un retroceso en un momento crítico, cuando se necesitan datos precisos más que nunca. Aunque la administración propone redistribuir sus funciones, los expertos dudan que otras entidades puedan absorber su labor especializada sin interrumpir servicios clave o perder el conocimiento acumulado por sus científicos.
Parece que, en la lucha contra el cambio climático, algunos prefieren apagar el ordenador que arreglar un error en el código. Una solución drástica que, irónicamente, podría generar más problemas de los que resuelve.