Los nuevos estándares de la industria de la bicicleta de montaña generan incompatibil
La industria del ciclismo de montaña introduce con frecuencia nuevos estándares técnicos. Estos cambios afectan a medidas clave como el ancho de los ejes de las ruedas, el diámetro de la dirección o la interfaz del pedalier. Cada vez que se lanza un estándar como Boost o Super Boost, los componentes de las generaciones anteriores dejan de ser compatibles. Esto obliga a quien quiere actualizar su bicicleta a cambiar varios elementos a la vez, no solo la pieza principal.
La evolución técnica busca mejorar la rigidez y el desempeño
Los fabricantes argumentan que estos desarrollos mejoran el producto. Un eje trasero más ancho, por ejemplo, permite diseñar una rueda más rígida y un cuadro con una cadena más corta. Una dirección con cono tapered consigue que la zona delantera sea más resistente. El objetivo declarado siempre es optimizar el comportamiento de la bicicleta, hacer que responda mejor al pedalear o al tomar curvas. Sin embargo, la ventaja real que percibe quien conduce no siempre es tan clara como se anuncia.
La compatibilidad se fragmenta y complica el mercado
El resultado es un panorama de componentes donde la interoperabilidad se reduce. Una rueda con buje Boost no cabe en un cuadro diseñado para el estándar anterior. Una horquilla nueva puede no adaptarse a una dirección de cuadro antiguo. Esto fragmenta el mercado de repuestos y personalización, y limita las opciones para quien repara o construye una bicicleta. El ciclista se enfrenta a un ecosistema de piezas donde mezclar marcas y generaciones es cada vez más difícil.
Así, quien desea una pieza específica debe verificar un listado creciente de siglas y medidas, donde un milímetro de diferencia puede convertir un componente en un pisapapeles muy caro.