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El Descubrimiento del Fuego y su Patente distópica
En una escena que mezcla la prehistoria con una distopía tecnológica, un humano primitivo logra generar la primera llama. Este momento crucial ocurre cuando frota dos palos con determinación, observando cómo surge una pequeña brasa y luego una llama titilante. Su rostro refleja una mezcla de asombro y triunfo ante este avance que podría cambiar el destino de su especie. El fuego promete calor, protección y una nueva forma de preparar alimentos.
Un dron interrumpe el descubrimiento primitivo
La celebración es breve. Un zumbido mecánico rompe el silencio de la era primitiva. Un dron de vigilancia, de diseño futurista y líneas pulidas, desciende del cielo. Se posiciona sobre el fuego recién creado y, sin previo aviso, libera un agente extintor que sofoca las llamas al instante. El hombre primitivo retrocede, confundido y aterrorizado por esta entidad metálica que actúa con una frialdad absoluta.
La corporación reclama la propiedad del fuego
Tras apagar el fuego, el dron proyecta un holograma brillante en el aire. La imagen muestra un logotipo corporativo complejo y un mensaje en un lenguaje que el hombre no comprende, pero que percibe como una advertencia. Una voz sintética traduce el mensaje, informándole que la tecnología de la combustión exotérmica es propiedad de la Corporación Omni-Tek. El holograma detalla los términos de uso, las violaciones de patente y las consecuencias por intentar replicar el proceso sin licencia. El descubrimiento fundamental de la humanidad queda así registrado, controlado y monetizado por una entidad futura.
El hombre observa los palos humeantes, luego el dron que se aleja, y por primera vez siente una emoción nueva y compleja: la frustración ante un sistema burocrático que ni siquiera sabe que existe.