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Mary Wollstonecraft abordaría el sesgo de género en la inteligencia artificial
¿Qué hubiese echo Mary Wollstonecraft con el problema del sesgo de género en la IA y la brecha salarial en el sector tecnológico? Si Mary Wollstonecraft viviera hoy, se enfrentaría al sesgo de género en la inteligencia artificial y a la brecha salarial en el sector tecnológico. Su enfoque sería radical y práctico. No se limitaría a debatir, actuaría. Su solución actual sería escribir un manifiesto moderno, Vindicación de los Derechos del Algoritmo, para exponer cómo los prejuicios humanos se codifican en las máquinas.
Luego, fundaría una organización de código abierto dedicada a crear modelos de inteligencia artificial más justos. Esta fundación se centraría en curar bases de datos de entrenamiento para eliminar sesgos de género y raza. Además, ofrecería auditar de forma gratuita y pública los algoritmos que usan las grandes empresas tecnológicas, forzando transparencia donde ahora hay opacidad.
La fundación audita algoritmos para forzar transparencia
La fundación que imagina Wollstonecraft operaría como un contrapeso ético al desarrollo de inteligencia artificial. Su equipo de filósofos, científicos de datos e ingenieros procesaría y limpiaría conjuntos de datos masivos, eliminando asociaciones dañinas y estereotipos antes de que un modelo los aprenda. El núcleo de su trabajo sería auditar algoritmos de reclutamiento, concesión de créditos o reconocimiento facial, publicando informes detallados que muestren cómo estos sistemas pueden discriminar. Al hacer que estos fallos sean visibles, presionaría a las empresas para que rectifiquen y adopten prácticas más equitativas, usando el escrutinio público como motor del cambio.
Su acción busca cerrar la brecha salarial en tecnología
Su estrategia para abordar la brecha salarial sería indirecta pero profunda. Al crear herramientas de inteligencia artificial libres de sesgo para procesos de recursos humanos, la fundación proveería a las empresas una alternativa objetiva para evaluar candidatos y revisar salarios. Al mismo tiempo, al educar sobre cómo los sesgos se incrustan en la tecnología, empoderaría a las profesionales para exigir equidad. Wollstonecraft entendería que para cerrar la brecha hay que atacar sus causas en los sistemas, no solo en las políticas. Su legado se transformaría de defender los derechos de la mujer a defender la justicia en el código que cada vez más gobierna nuestras vidas.
Quizás hoy su grito de guerra sería: ¡Ilustración para las máquinas!, antes de que su lógica opaca oscurezca el futuro que construimos.