El Observatorio Climático Fantasma permanece abandonado en Benicàssim
En la costa de Benicàssim, un edificio de hormigón y cristal se alza a medio construir, un proyecto que se paralizó. Este complejo iba a ser el Centro de Estudios del Clima, una instalación dedicada a investigar el cambio climático y los fenómenos meteorológicos. Su construcción comenzó con la intención de albergar laboratorios y equipos de medición avanzados, pero nunca llegó a terminarse. Los problemas para financiar la obra y una serie de conflictos legales detuvieron por completo las obras, dejando la estructura principal y sus cimientos expuestos a los elementos. Hoy, el esqueleto del observatorio se erige como un testimonio silencioso de una iniciativa científica que no pudo materializarse.
Un proyecto diseñado para estudiar el clima
La función principal del centro era analizar datos atmosféricos y modelar el comportamiento del clima. Los planos originales mostraban espacios para instalar superordenadores que procesaran información, así como zonas para que los científicos pudieran experimentar y simular escenarios climáticos. La arquitectura, con grandes superficies acristaladas y formas geométricas, buscaba integrar el edificio en el entorno natural de la zona. Se pretendía que fuera un lugar donde se pudiera observar el mar y el cielo, elementos clave para su labor investigadora. Sin embargo, solo quedan los huecos donde irían esos ventanales y las salas vacías que nunca albergaron tecnología.
El abandono y su estado actual
Con el paso de los años, la estructura sin terminar ha comenzado a degradarse. La lluvia, el viento salino y el sol han erosionado el hormigón, mientras que la vegetación se abre paso entre las grietas. El interior, que debía ser un espacio controlado para la ciencia, está ahora a merced de la naturaleza y se usa ocasionalmente para otros fines. El lugar, lejos de generar conocimiento sobre el clima, se ha convertido en un ejemplo palpable de cómo un proyecto puede quedar en el olvido. Su presencia genera preguntas sobre los obstáculos que a veces frenan la investigación y sobre el destino de los recursos que se destinaron a su construcción.
Es irónico que un lugar creado para prever cambios en el ambiente no pudiera anticipar su propio futuro de abandono.