Un modelo biomecánico diferencia lesiones por caída o zarandeo
El síndrome del niño sacudido plantea un reto forense complejo. Para distinguir si las lesiones cerebrales de un bebé provienen de una caída accidental o de un zarandeo violento, se desarrolla un pipeline de simulación 3D. Este proceso parte de imágenes de resonancia magnética (MRI) del paciente. Con el software 3D Slicer se segmentan y reconstruyen en un modelo digital tridimensional las estructuras anatómicas clave: el cerebro, el cráneo y la columna cervical.
La simulación calcula fuerzas y aceleraciones
Este modelo anatómico detallado se exporta a un entorno de simulación biomecánica como Madymo o LS-DYNA. Allí, los ingenieros forenses definen las condiciones de contorno y las propiedades materiales de los tejidos. Se ejecutan dos escenarios virtuales: uno que replica una caída desde una altura determinada y otro que simula el movimiento de aceleración y desaceleración típico de un zarandeo. El software procesa la dinámica de fluidos y las tensiones, calculando las fuerzas de cizalladura y las aceleraciones que sufre el tejido cerebral en cada caso.
Los resultados se contrastan con la evidencia
El output de la simulación, que muestra los patrones de daño y estrés mecánico, se compara con las lesiones reales documentadas en la autopsia o en neuroimagen del bebé. Esta comparación objetiva permite sustentar o refutar una hipótesis sobre el mecanismo lesional. Adaptar plataformas como Simulia Living Heart para modelar la dinámica cerebral representa un avance en la ingeniería forense, aportando datos cuantificables a un debate médico-legal que antes dependía más del testimonio y la interpretación.
A veces, la verdad no está en lo que se dice, sino en cómo se mueven las meninges en un archivo digital.