Una supernova esculpe el sistema solar y sugiere planetas similares a la Tierra
Una nueva investigación propone que una supernova que explotó relativamente cerca pudo inyectar elementos radiactivos en la nube de gas y polvo que formó nuestro sistema solar. Este evento catacsmico no solo aportó materiales esenciales, sino que también pudo desencadenar o acelerar el colapso de la nebulosa protosolar. El estudio, que analiza la presencia de isótopos como el aluminio-26, indica que este escenario es plausible y frecuente en la galaxia.
El modelo amplía las posibilidades de encontrar mundos habitables
Si este proceso fue común, los sistemas planetarios que se forman cerca de estrellas masivas que acaban explotando podrían recibir un aporte similar de elementos. Esto implica que las condiciones que dieron forma a la Tierra y aportaron los materiales para la vida podrían repetirse con frecuencia. Los autores del trabajo estiman que hasta la mitad de las estrellas similares al Sol podrían albergar planetas rocosos con composiciones análogas, aumentando las probabilidades de encontrar mundos potencialmente habitables.
La evidencia radiactiva apunta a un origen estelar externo
La clave de esta teoría reside en la abundancia de ciertos isótopos radiactivos de vida corta encontrados en meteoritos primitivos. Estos elementos, como el hierro-60, no se generan en cantidades significativas dentro del sistema solar temprano. Su presencia sugiere fuertemente que un evento externo, como la onda de choque y el material expulsado por una supernova cercana, los incorporó a la nebulosa solar justo antes o durante su colapso para formar el Sol y los planetas.
Esto sugiere que nuestro vecindario cósmico pudo tener un inicio mucho más explosivo y dramático de lo que se pensaba, con una estrella moribunda actuando como el padrino radiactivo del sistema solar.