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Un ejercicio de dibujo amplía un detalle minúsculo
Este ejercicio propone dibujar un fragmento de un objeto complejo, como si se observara con una lupa. Se elige un área de apenas un centímetro cuadrado y se representa a gran escala. El objetivo es entrenar la capacidad de percibir texturas, reflejos diminutos y detalles que normalmente pasan desapercibidos. Este método obliga a quien dibuja a analizar con máxima atención, aislando una porción ínfima del conjunto para estudiar su estructura íntima.
Seleccionar el objeto y el encuadre preciso
El primer paso consiste en elegir un objeto con una superficie rica en variaciones, como la corteza de un árbol, una tela tejida o el filo de una moneda. Luego, se delimita con un visor de cartón o con los dedos un cuadrado de un centímetro de lado. Esta acción de enmarcar es crucial, ya que define el universo visual que se va a explorar. Se recomienda fijar el objeto para que no se mueva y usar una lupa si es necesario para distinguir bien los micro-elementos.
Analizar y transferir la información visual
Al dibujar, se procesa la información de lo que se ve, no de lo que se sabe sobre el objeto. Se traducen al papel las grietas, las partículas de polvo, los cambios de tono y los destellos de luz sobre una superficie rugosa. El desafío reside en plasmar la complejidad de ese pequeño mundo sin simplificarlo. Se trabaja con paciencia, capa sobre capa, comparando constantemente el dibujo con la realidad ampliada para ajustar las proporciones y los valores de claroscuro.
Este ejercicio puede hacer que te cuestiones si realmente conoces los objetos que te rodean, cuando un centímetro de su superficie se convierte en un paisaje desconocido y lleno de sorpresas.