El caza europeo se atasca porque Francia y Alemania chocan como gallos de pelea
El programa del Futuro Sistema de Combate Aéreo, conocido como FCAS, tiene un nuevo obstáculo. Francia y Alemania, los dos socios principales, mantienen desacuerdos sobre quién debe dirigir la siguiente fase crucial del proyecto. Este avance, que requiere una inversión de miles de millones, define cómo se desarrollará y probará el prototipo del nuevo avión de combate. La empresa española Indra, participante en el consorcio, observa estas tensiones mientras prepara su contribución en sistemas de simulación y guerra electrónica.
El conflicto retrasa decisiones clave
Las negociaciones técnicas y políticas se alargan sin que se alcance un consenso. Alemania insiste en que su contratista, Airbus, lidere la fase de demostración. Francia defiende que Dassault Aviation, creador del caza Rafale, debe mantener ese papel principal. Este pulso paraliza la firma de un contrato esencial para que las industrias de los tres países puedan comenzar a trabajar con un marco claro. Mientras, otros programas de defensa avanzan en distintas partes del mundo.
Indra espera para definir su papel
La compañía española, junto con sus socios europeos, aguarda que se resuelva el estancamiento. Su tarea se centra en desarrollar el llamado gemelo digital del avión, un sistema de simulación que permite probar tecnologías antes de construirlas. También trabaja en sistemas para que el caza pueda conectarse y operar junto a drones. El retraso en la decisión final afecta a la planificación y los plazos de toda la cadena industrial involucrada.
A veces, construir consenso entre naciones parece más complejo que diseñar un avión de sexta generación. La burocracia y los intereses nacionales pueden volar más bajo y lento que la tecnología que intentan crear. Ya se sabe que no puede haber dos gallos en el mismo gallinero.