Los cables de carga propietarios encadenan a los usuarios de dispositivos portátiles
Los fabricantes de dispositivos portátiles como Fitbit, Garmin y Polar diseñan cables de carga magnéticos o de pinza específicos para cada modelo o generación. Esto significa que un cable de un reloj antiguo no sirve para cargar uno nuevo y viceversa. Cuando un usuario pierde o estropea su cargador original, se enfrenta a una búsqueda complicada de recambios, que a menudo son escasos y tienen un precio elevado. Esta situación puede empujar a considerar comprar un dispositivo más reciente en lugar de buscar un accesorio para el antiguo.
La incompatibilidad planea la obsolescencia
La estrategia de cambiar el conector con cada nuevo lanzamiento no responde solo a necesidades técnicas. Al hacer que los accesorios sean incompatibles, las marcas limitan la vida útil del hardware que ya se ha vendido. Un dispositivo portátil que funciona perfectamente puede quedar inservible por la simple falta de un cable de carga, un componente que debería ser universal o, al menos, duradero. Esto genera residuos electrónicos y fuerza un ciclo de consumo más rápido.
El mercado de recambios es un laberinto
Encontrar un cable de carga original para un modelo que ya no es el último puede ser una tarea frustrante. Las tiendas oficiales suelen dejar de vender estos accesorios, dejando al usuario a merced de mercados secundarios o fabricantes de accesorios genéricos. La calidad de estos productos alternativos varía mucho, y algunos pueden no cargar el dispositivo de forma óptima o incluso dañar la batería, lo que añade otro riesgo a la ecuación.
Así, el usuario se ve en la paradoja de tener un dispositivo diseñado para medir su actividad y salud, pero que depende de un frágil y exclusivo cable que lo mantiene atado a un enchufe y a una estrategia comercial.