La Ciudad de la Raqueta es un complejo deportivo abandonado en Madrid
En el distrito de San Blas-Canillejas de Madrid, un ambicioso proyecto para construir un referente del tenis y el pádel se detuvo. La Ciudad de la Raqueta prometía albergar numerosas pistas, un club social y un hotel. Las obras comenzaron con fuerza, levantando la estructura de varios edificios y preparando el terreno para muchas pistas. Sin embargo, la crisis económica y ciertos problemas para gestionar el proyecto hicieron que los trabajos se paralizaran por completo. Hoy, el solar presenta un paisaje de estructuras de hormigón a medio construir que se deterioran lentamente, rodeadas por vallas y carteles que ya no anuncian nada.
El proyecto buscaba crear un centro deportivo de primer nivel
La idea original era desarrollar un complejo privado de gran envergadura dedicado principalmente a los deportes de raqueta. Los planos incluían un gran número de pistas de tenis y pádel, algunas de ellas cubiertas. También se diseñaron espacios para un gimnasio, zonas comunes y un hotel para alojar a deportistas. La promoción se basaba en ofrecer instalaciones de alta gama en una zona de la capital con gran potencial de crecimiento. Inicialmente, se logró avanzar bastante en la obra, pero el ritmo de construcción se ralentizó hasta detenerse, dejando todo en un estado de abandono indefinido.
El abandono actual muestra infraestructuras incompletas y degradadas
Quien visita el lugar ahora se encuentra con un escenario de obra congelada en el tiempo. Varios esqueletos de edificios de varias plantas se alzan sin fachadas ni ventanas, con las armaduras de hierro a la vista. En el suelo, los huecos para las pistas están demarcados pero sin el pavimento final, y la tierra y la maleza invaden las zonas comunes. Las grúas y los materiales de construcción permanecen en el sitio, oxidándose. El conjunto transmite una sensación de expectativa frustrada y de recursos malgastados, en un terreno que podría tener un uso muy diferente.
Es irónico que un lugar concebido para el movimiento y la competición deportiva sea ahora un espacio completamente estático y silencioso, donde el único juego es el del deterioro contra el hormigón.