Los Kilobots de Harvard estudian el comportamiento colectivo de los enjambres
En la Universidad de Harvard, un ejército de más de mil pequeños robots, llamados Kilobots, opera para investigar cómo se organizan los enjambres. Estos robots son sencillos y baratos, pero pueden coordinarse entre sí para formar figuras complejas. Su diseño demuestra que aplicar reglas simples de manera individual puede generar una inteligencia colectiva sofisticada, un principio que se observa en la naturaleza, como en las colonias de hormigas o en los bancos de peces.
Los robots se coordinan con reglas básicas
Cada Kilobot tiene un microcontrolador, un motor de vibración para moverse y un sistema de comunicación por infrarrojos. No siguen un plan centralizado ni reciben órdenes de un líder. En cambio, cada unidad ejecuta un algoritmo idéntico y básico que le indica cómo interactuar con sus vecinos más cercanos. Al propagar información de robot a robot, el grupo completo logra consensuar una forma objetivo, como una estrella de mar o el perfil de una llave inglesa, sin que ningún individuo tenga una visión global del proceso.
La investigación busca entender sistemas complejos
Este proyecto no pretende construir robots útiles para tareas prácticas, sino que es una herramienta para experimentar con sistemas complejos. Los científicos pueden probar teorías sobre auto-organización y resiliencia en enjambres. Observar cómo el grupo responde a fallos o a obstáculos ayuda a comprender los principios que gobiernan sistemas biológicos y a diseñar futuros enjambres de robots más robustos y adaptativos.
Quizás la lección más valiosa es que, a veces, para resolver un problema complejo, es mejor repartir la tarea entre mil ayudantes torpes pero sincronizados, antes que confiar en un solo genio que podría sobrecargarse.