El negocio de adornar la Navidad nos cuesta caro
La temporada navideña genera un negocio que supera los 100 millones de euros solo en España. Este mercado no solo incluye la venta de adornos, sino que se centra en el servicio profesional de instalar y desmontar iluminaciones decorativas. Empresas especializadas diseñan, montan y programan complejas instalaciones luminosas para ayuntamientos, centros comerciales y particulares. La demanda crece cada año, impulsada por la competencia entre municipios para crear el espectáculo de luces más llamativo y atraer visitantes. Esta industria funciona con una logística precisa que debe ejecutar todo en un plazo muy ajustado.
La logística detrás de las luces
Planificar la iluminación navideña de una ciudad grande comienza meses antes. Las empresas calculan los kilómetros de guirnaldas, el número de motivos decorativos y la potencia eléctrica necesaria. Equipos de técnicos y electricistas trabajan de noche para montar las estructuras sin interrumpir el tráfico diurno. Usan grúas, plataformas elevadoras y software para diseñar secuencias de luz sincronizadas. El objetivo es crear un impacto visual que dure desde finales de noviembre hasta enero, resistiendo condiciones meteorológicas adversas. La inversión de los ayuntamientos puede oscilar entre decenas de miles y varios cientos de miles de euros.
Un mercado con temporada fija
La naturaleza estacional del negocio obliga a las empresas a optimizar sus recursos. Muchas diversifican su actividad con decoración para ferias, eventos corporativos y otras festividades a lo largo del año. El modelo económico depende de contratos con administraciones públicas, que suponen la mayor parte del volumen. Para los particulares, existen paquetes de instalación básica que también mueven un mercado significativo. La tecnología LED, que gasta menos energía y dura más, ha sido clave para que los proyectos sean más sostenibles y complejos. Ahora es común ver espectáculos que combinan luces, música y proyecciones.
El verdadero espíritu navideño parece medirse en vatios y metros lineales de cable, una competición lumínica donde el que más brilla, gana.