Las baterías de estado sólido usan un electrolito sólido
Las baterías de estado sólido representan una evolución en la tecnología de almacenamiento de energía. Sustituyen el electrolito líquido o en gel de las baterías de iones de litio tradicionales por un compuesto sólido. Este cambio fundamental en su arquitectura interna permite que funcionen de manera distinta. La industria las investiga intensamente porque pueden resolver varios límites de las baterías actuales.
El electrolito sólido ofrece ventajas clave
El componente central es un electrolito sólido que conduce iones de litio. Al eliminar el líquido inflamable, la batería gana en seguridad y reduce el riesgo de incendio. Esta estructura sólida también suele soportar mejor los ciclos de carga y descarga a lo largo del tiempo. Además, el diseño permite usar ánodos de litio metálico puro, lo que incrementa la densidad energética. Esto se traduce en que un dispositivo puede almacenar más energía en el mismo volumen o mantener su capacidad en un formato más delgado.
Su desarrollo enfrenta retos de fabricación
Aunque el concepto es prometedor, fabricar estas baterías a gran escala y con un coste competitivo es complejo. Los materiales sólidos deben mantener un contacto íntimo y estable con los electrodos, algo que es más difícil que con un líquido. Los ingenieros trabajan para que las interfaces dentro de la celda no se degraden con el uso. Otro punto crítico es lograr que carguen de forma extremadamente rápida sin dañar su estructura interna. Varios fabricantes de automóviles y electrónica tienen prototipos, pero su producción masiva aún no es una realidad generalizada.
Parece que la promesa de una batería eterna y segura siempre está a cinco años vista, un horizonte que se mueve constantemente con nosotros.