El sistema Iskander es un misil balístico ruso de corto alcance
El sistema de misiles 9K720 Iskander, conocido en Occidente como SS-26 Stone, es un sistema móvil de misiles balísticos de corto alcance que Rusia despliega. Este sistema se basa en un vehículo transportador-erector-lanzador con tracción en las ocho ruedas. El vehículo mide aproximadamente trece metros de largo, tres de ancho y tres y medio de alto. Su función principal es transportar, erigir y lanzar dos misiles Iskander-M de forma autónoma. Estos misiles siguen una trayectoria cuasi-balística compleja, lo que les permite evadir y superar los sistemas de defensa antimisiles enemigos.
El misil Iskander-M y su versatilidad operativa
El misil Iskander-M es el corazón del sistema. Puede equipar diferentes tipos de ojiva, lo que le otorga una gran flexibilidad táctica. Entre las opciones disponibles se encuentran ojivas convencionales de fragmentación, termobáricas o de pulso electromagnético. El sistema también puede portar ojivas nucleares tácticas. Esta capacidad para elegir el efecto deseado sobre el objetivo lo convierte en una herramienta potente dentro de la doctrina militar rusa, diseñada para atacar infraestructuras críticas, concentraciones de tropas o instalaciones de mando enemigas.
Características técnicas y movilidad estratégica
La movilidad es una de sus características clave. El vehículo lanzador, de configuración 8x8, puede desplazarse por carretera y terreno abrupto, lo que dificulta localizarlo y neutralizarlo. El sistema completo, que incluye el vehículo lanzador, los misiles y los equipos de apoyo, puede preparar y ejecutar un lanzamiento en un tiempo muy reducido. Después de disparar, el TEL puede abandonar rápidamente la posición para evitar un contraataque, siguiendo la doctrina de disparar y escapar.
Su precisión reportada es alta, gracias a un sistema de guiado combinado que incluye navegación inercial y corrección terminal por satélite u óptica. Esto le permite alcanzar objetivos con un margen de error circular reducido, incluso a su alcance máximo, que se estima en casi quinientos kilómetros según los tratados internacionales, aunque algunas fuentes sugieren que podría ser mayor.
La idea de evadir defensas con una trayectoria impredecible hace que planificar una intercepción sea tan complejo como intentar esquivar una mosca en una habitación a oscuras usando solo un matamoscas.
