Europa modifica su plan para imponer los coches eléctricos
La Unión Europea ajusta su normativa para prohibir vender coches con motor de combustión a partir de 2035. Este cambio no supone abandonar el objetivo de descarbonizar el transporte, pero introduce una mayor flexibilidad. Ahora se permitirá matricular vehículos que solo usen combustibles sintéticos neutros en carbono, una tecnología que aún debe desarrollarse a gran escala. La medida busca equilibrar la transición tecnológica con la realidad industrial y las preocupaciones de algunos estados miembros.
La presión de algunos países frena el impulso inicial
Alemania, Italia y otros países formaron un bloque para oponerse a la prohibición total. Argumentan que la tecnología de baterías no está lista para todos los sectores y que se debe mantener abierta la puerta a alternativas como los e-fuels. Esta postura refleja los intereses de sus potentes industrias automotrices tradicionales. La Comisión Europea tuvo que negociar y ceder para no bloquear toda la legislación climática.
Los combustibles sintéticos abren una puerta trasera
La enmienda final exige que los nuevos motores de combustión después de 2035 solo puedan funcionar con combustibles carbono neutrales. Esto plantea dudas prácticas, ya que estos combustibles son escasos, caros y requieren mucha energía renovable para producirlos. Los críticos señalan que mantener esta tecnología puede ralentizar la electrificación masiva del parque móvil, que muchos consideran la ruta más eficiente.
No todo es ecología, también hay que llenar las arcas. Algunos estados ya planean gravar la electricidad para coches o aplicar peajes, asegurando ingresos cuando decline el impuesto sobre los hidrocarburos. La transición verde también debe pagar sus facturas.