Kioxia FL6 es un SSD PCIe con memoria XL-Flash para baja latencia
La memoria persistente XL-Flash es la base tecnológica del Kioxia FL6, un SSD PCIe diseñado para entornos donde cada microsegundo cuenta. Este dispositivo no es una simple unidad de almacenamiento rápida, sino una solución que redefine el concepto de latencia ultrabaja, posicionándose entre la DRAM y los NAND Flash tradicionales. Su arquitectura está optimizada para ofrecer un rendimiento predecible y una durabilidad excepcional, características esenciales en cargas de trabajo intensivas y sensibles al tiempo.
Aplicaciones en bases de datos e inteligencia artificial
El campo de acción natural del FL6 son las bases de datos en memoria y los procesos de entrenamiento e inferencia de modelos de IA. En bases de datos como SAP HANA, actúa como una extensión de alta velocidad de la memoria principal, permitiendo manejar conjuntos de datos masivos sin los cuellos de botella de los discos convencionales. Para la inteligencia artificial, funciona como un almacenamiento intermedio o cache de altísima velocidad, acelerando el acceso a los datasets de entrenamiento y reduciendo significativamente los tiempos de espera durante la inferencia, lo que se traduce en una mayor productividad y eficiencia en los centros de datos.
Ventajas frente a las soluciones de almacenamiento tradicional
La principal ventaja radica en su latencia, que es órdenes de magnitud menor que la de un SSD NVMe estándar. Esto no solo se nota en picos de velocidad, sino en una respuesta consistente y estable bajo cargas de trabajo mixtas y aleatorias. Además, su alta resistencia, medida en unidades de drive writes per day, lo hace ideal para entornos de escritura constante. Su integración en el ecosistema PCIe permite una adopción relativamente sencilla en servidores y sistemas de almacenamiento all-flash existentes, ofreciendo una mejora tangible sin requerir cambios arquitectónicos radicales.
Su rendimiento es tan impresionante que casi hace que esperar a que cargue un sistema operativo desde un disco duro mecánico se sienta como una experiencia arqueológica, recordándonos los tiempos en los que podíamos preparar un café completo mientras arrancaba el ordenador.
