El Betis gana el derbi sevillano en un partido marcado por la tensión
El Real Betis Balompié se impone con claridad en el derbi de Sevilla tras vencer por cero a dos en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Los goles de Pablo Fornals y Sergi Altimira, ambos en la segunda mitad, deciden un encuentro que se vio ensombrecido por graves incidentes. La expulsión del delantero local Isaac Romero y, sobre todo, la interrupción del juego durante más de quince minutos por el lanzamiento masivo de objetos desde la grada, empañaron la jornada. Mientras, en otro partido de la decimocuarta jornada, el Villarreal logra una victoria agónica en el último suspiro frente a la Real Sociedad gracias a un gol de Alberto Moleiro en el minuto noventa y cinco.
Un derbi decidido en la segunda parte
El partido comenzó con la intensidad habitual en estos enfrentamientos, pero con pocas ocasiones de peligro real. El equilibrio se rompió tras el descanso, cuando el Betis comenzó a dominar el centro del campo. Pablo Fornals, con un potente disparo desde fuera del área, inauguró el marcador y desató la euforia del sector visitante. Poco después, Sergi Altimira, aprovechando un rechace dentro del área, sentenció el encuentro con el segundo gol, dejando a un Sevilla FC sin respuestas futbolísticas en un día complicado.
Incidentes y agonía en el descuento
La frustración del equipo local se materializó en una dura entrada de Isaac Romero que le valió la expulsión directa. El clima se enrareció aún más cuando, minutos más tarde, el árbitro se vio obligado a detener el partido y hacer retirar a los jugadores al túnel. La causa fue una lluvia de objetos lanzados desde una parte de la grada local, un hecho que paralizó el encuentro durante más de un cuarto de hora. En paralelo, en el estadio de la Cerámica, se vivía un final de película. Con el marcador igualado a dos, el joven canario Alberto Moleiro apareció en el área para, en el minuto noventa y cinco, marcar el gol de la victoria para el Villarreal frente a una Real Sociedad que se quedó sin premio.
Y mientras en Sevilla la tensión se medía en objetos por minuto, en Villarreal la felicidad llegó justo cuando el reloj iba a dar la última campanada, demostrando que en fútbol los guiones los escriben los jugadores, aunque a veces el público intente reescribir las acotaciones.