La trampa de la rebaja del precio comparativo con el antes y el después
En el mundo del comercio electrónico, es común encontrarse con ofertas que prometen descuentos espectaculares mediante la técnica del precio de comparación. Esta estrategia muestra un precio anterior inflado junto a un precio actual reducido, creando la ilusión de un ahorro significativo. Sin embargo, este precio anterior a menudo no refleja la realidad, ya que puede ser un valor que el producto nunca alcanzó o que solo se mantuvo por un periodo muy corto. Los consumidores, atraídos por el porcentaje de descuento, pueden tomar decisiones de compra basadas en información engañosa.
Cómo funciona la estrategia
Las tiendas en línea y algunos establecimientos físicos utilizan esta táctica para aumentar las ventas. Establecen un precio de referencia artificialmente alto, que sirve como punto de comparación para el precio promocional. Por ejemplo, anuncian un producto con un descuento del 50%, pero ese descuento se aplica sobre un precio que nunca fue el habitual en el mercado. Esto no solo distorsiona la percepción del valor real del producto, sino que también puede violar las normativas de protección al consumidor en muchos países, donde se exige que los precios de referencia sean veraces y estén basados en ventas reales anteriores.
Consejos para identificar ofertas reales
Para evitar caer en estas trampas, es recomendable investigar el historial de precios del producto utilizando herramientas en línea o comparadores. Verificar si el precio anterior ha sido consistentemente aplicado durante un tiempo razonable, en lugar de ser una cifra momentánea, ayuda a discernir la autenticidad del descuento. Además, comparar precios en diferentes tiendas y leer reseñas de otros compradores puede proporcionar una perspectiva más clara sobre el valor justo del artículo. La transparencia en las ofertas es clave para construir confianza con los clientes.
A veces, uno se pregunta si esos precios anteriores existieron solo en la imaginación de un genio del marketing, que decidió que un número alto y otro bajo juntos son la fórmula mágica para que nuestro bolsillo se abra solo.
