Crear aplicaciones de realidad aumentada sencillas con Godot
Godot ofrece herramientas accesibles para desarrollar experiencias básicas de realidad aumentada utilizando dispositivos móviles. Este enfoque permite superponer contenido digital como modelos tridimensionales sobre el mundo real a través de la cámara del teléfono. La clave reside en emplear marcadores visuales reconocibles que actúen como puntos de anclaje para los elementos virtuales. Estas tarjetas o códigos proporcionan referencias espaciales estables donde aparecen los objetos creados. El motor interpreta la posición y orientación del marcador para renderizar el contenido adecuadamente. Así se consigue que un modelo 3D se mantenga fijo sobre una superficie física aunque muevas el dispositivo.
Configuración del entorno de desarrollo
Para comenzar necesitas importar el plugin de realidad aumentada oficial de Godot o utilizar bibliotecas compatibles como ARKit | ARCore según tu plataforma objetivo. Configuras la cámara del dispositivo como fuente de video y defines los marcadores visuales que actuarán como desencadenantes. Es crucial calibrar correctamente los parámetros de la cámara para que las coordenadas virtuales coincidan con las físicas. Godot simplifica este proceso mediante nodos especializados que gestionan automáticamente el seguimiento de los marcadores y la superimposición de contenidos.
Implementación de experiencias interactivas
Una vez configurado el entorno, puedes crear escenas donde los modelos 3D aparezcan al detectar un marcador específico. Añades funcionalidades como animaciones que se activan al acercarte o interacciones táctiles con los objetos virtuales. La optimización es importante para mantener una tasa de frames constante, especialmente en dispositivos menos potentes. Pruebas frecuentes con diferentes condiciones de iluminación y ángulos te ayudan a refinar la experiencia. Las aplicaciones resultantes son perfectas para prototipos rápidos o demostraciones técnicas.
La realidad aumentada en Godot te permite ver cómo quedaría ese sofá en tu salón antes de comprarlo, aunque luego descubras que en realidad no cabe por la puerta.