Obsolescencia programada en lectores de libros electrónicos
Los fabricantes de dispositivos de lectura como Kindle y Kobo enfrentan críticas por prácticas que acortan la vida útil de sus productos. Modelos antiguos pierden gradualmente acceso a las tiendas oficiales y dejan de ser compatibles con formatos de archivo actualizados. Simultáneamente, las baterías integradas se degradan sin ofrecer opciones sencillas de reemplazo para el usuario promedio, lo que fuerza la renovación del dispositivo en plazos más cortos de lo necesario.
Problemas de compatibilidad y acceso
Cuando Amazon o Kobo actualizan sus sistemas, frecuentemente descontinúan el soporte para hardware anterior. Esto se manifiesta cuando usuarios de Kindle Paperwhite de primera generación o Kobo Touch descubren que no pueden descargar nuevos libros desde la tienda o abrir archivos con DRM actualizado. La imposibilidad de instalar sistemas operativos alternativos agrava el problema, convirtiendo dispositivos funcionales en obsoletos artificialmente.
Degradación de baterías y reparabilidad
Las baterías selladas en estos lectores presentan una vida útil limitada, normalmente entre dos y cuatro años con uso regular. Al no existir un diseño modular, reemplazar la batería requiere herramientas especializadas y conlleva riesgo de dañar la pantalla de tinta electrónica. Muchos servicios técnicos rechazan estas reparaciones por su complejidad, mientras los fabricantes promueven programas de trade-in para adquirir modelos nuevos.
Resulta paradójico que dispositivos creados para fomentar la lectura perpetúen un ciclo de consumo donde los libros digitales sobreviven más que los aparatos diseñados para leerlos. La sostenibilidad choca con intereses comerciales cuando un lector perfectamente funcional se convierte en un ladrillo elegante por decisiones de software.