La ambición truncada de la Catedral Nueva de Vitoria
La Catedral Nueva de Vitoria representa uno de los proyectos arquitectónicos más ambiciosos del siglo XX en España, concebida para emular la grandeza de las catedrales góticas europeas. Su diseño original incluía una profusión de elementos neogóticos que buscaban crear un perfil monumental, pero la realidad de su construcción se topó con obstáculos insalvables que transformaron radicalmente su destino.
Un proyecto faraónico enfrenta la realidad
Iniciada en 1907, la construcción se prolonga durante más de cinco décadas enfrentando constantes dificultades económicas que obligan a replantear continuamente el diseño. Los problemas de financiación se combinan con cambios en los criterios estéticos y las prioridades diocesanas, lo que resulta en la eliminación progresiva de elementos esenciales del proyecto original. La girola superior desaparece de los planes, los pináculos se simplifican hasta casi desaparecer, y la ornamentación se reduce a su expresión más básica.
La sombra de lo que pudo ser
El resultado final es un edificio que, aunque imponente, muestra claramente las huellas de los recortes. La silueta que hoy vemos carece de la verticalidad extrema y la complejidad escultórica que caracterizan al gótico clásico, conservando solo una versión moderada del estilo original. Los interiores reflejan esta misma dualidad, con espacios amplios pero desprovistos de la riqueza decorativa prevista inicialmente. Esta simplificación forzada genera un interesante diálogo entre la ambición inicial y las posibilidades reales de su tiempo.
Es curioso pensar que si los problemas económicos hubieran llegado un siglo antes, hoy tendríamos una ruina pintoresca en lugar de una catedral funcional con complejo de grandeza.