La fiesta de la Manzana Esperiega en el Rincón de Ademuz
La comarca valenciana del Rincón de Ademuz celebra durante noviembre y diciembre la tradicional Fiesta de la Manzana Esperiega, un evento que rinde homenaje a esta variedad autóctona de manzana. Los diferentes municipios de la zona organizan sus propias jornadas festivas en fechas variables, creando un calendario escalonado que permite disfrutar de esta celebración durante varias semanas. Los visitantes pueden degustar manzanas recién cosechadas y productos derivados mientras participan en actividades culturales y gastronómicas que reflejan la identidad de este territorio.
Actividades y protagonismo de la manzana autóctona
Durante la fiesta, la manzana esperiega se convierte en la absoluta protagonista con exposiciones, catas guiadas y mercados donde los agricultores locales muestran sus cosechas. Se organizan talleres sobre el cultivo tradicional y demostraciones de elaboración de sidra y postres típicos, permitiendo a los asistentes conocer todo el proceso desde el árbol hasta la mesa. Las calles se llenan de puestos con mermeladas, tartas y licores artesanales que destacan el sabor único de esta variedad, creando un ambiente festivo en torno al patrimonio agrícola.
Cultura y tradiciones de la comarca
La celebración trasciende lo gastronómico para convertirse en una muestra de la cultura local, con actuaciones de música tradicional, bailes folclóricos y exhibiciones de oficios antiguos vinculados al mundo rural. Los municipios del Rincón de Ademuz aprovechan estas fechas para mostrar su arquitectura tradicional y sus paisajes, organizando rutas guiadas por los huertos de manzanos que en esta época del año presentan su mejor colorido. Esta integración entre producto, territorio y tradiciones convierte la fiesta en una experiencia completa para quienes desean conocer la esencia de esta comarca valenciana.
Es curioso cómo la manzana que normalmente asociamos con el pecado original aquí se ha convertido en motivo de celebración y orgullo comarcal, demostrando que hasta las tentaciones pueden ser bendecidas si son lo suficientemente dulces y autóctonas.