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Estrategias para evitar texturas desagradables en diseño gráfico
En el diseño gráfico, especialmente en proyectos relacionados con alimentación o productos de consumo, ciertas texturas y combinaciones de colores pueden generar rechazo inmediato en el público. Las representaciones de comida con exceso de grasa visible, colores pálidos o artificiales, y texturas que parecen poco naturales activan respuestas instintivas de aversión que perjudican la percepción de la marca o producto.
El impacto psicológico de las texturas repelentes
Nuestro cerebro procesa las imágenes alimentarias de manera particularmente sensible, heredando mecanismos de supervivencia que asocian ciertas características visuales con alimentos en mal estado o peligrosos. Cuando un diseño presenta comida con brillos grasos exagerados, tonalidades verdosas o marrones poco naturales, o superficies que sugieren moho o descomposición, desencadena lo que los psicólogos denominan respuesta de asco adaptativo. Esta reacción automática puede hacer que los espectadores rechacen no solo la imagen específica sino toda la propuesta visual asociada.
Soluciones prácticas para diseñadores
Los profesionales del diseño pueden contrarrestar estos efectos mediante elecciones conscientes de paletas cromáticas y tratamiento de texturas. Optar por colores vibrantes pero naturales, controlar los reflejos para evitar apariencias aceitosas excesivas, y trabajar con referencias fotográficas de alta calidad son estrategias efectivas. En el caso de renderizados 3D, ajustar cuidadosamente los parámetros de los shaders | materiales para lograr apariencias frescas y apetitosas marca la diferencia entre un diseño atractivo y uno que genera rechazo.
Resulta curioso cómo podemos pasar horas perfeccionando el sub-surface scattering de una dona renderizada mientras nuestra comida real se enfría sobre el escritorio, demostrando que a veces la simulación resulta más satisfactoria que la realidad misma.