Denuncias y contexto legal sobre obsolescencia programada en impresoras
¿Qué ha pasado con las denuncias de obsolescencia en impresoras (HP, CanLa asociación HOP ha denunciado a fabricantes como Epson, HP, Canon y Brother por emplear técnicas electrónicas que reducen la vida útil de los cartuchos, incluso cuando aún queda tinta. En 2017 se inició una investigación preliminar en Francia contra Epson por obsolescencia programada, y más recientemente en 2024 HOP presentó otra denuncia contra HP por limitar el uso de cartuchos recondicionados y bloquear funciones cuando los cartuchos se marcan como vacíos. A pesar de estas acciones, según Le Monde, no ha habido decisiones judiciales contundentes después de años, lo que refleja la lentitud de los procesos legales en este ámbito.
Técnicas utilizadas por los fabricantes
Muchas impresoras incorporan chips en los cartuchos que estiman el nivel de tinta en lugar de medirlo mecánicamente, lo que puede llevar a que la impresora deje de funcionar cuando el chip indica vacío, aunque quede tinta. Además, los fabricantes emplean contadores de uso o de esponja de mantenimiento que, si no se reinician, pueden bloquear el dispositivo. Las actualizaciones de firmware también se han utilizado para impedir el uso de cartuchos compatibles, forzando a los usuarios a adquirir cartuchos originales más costosos, una práctica que ha sido objeto de múltiples quejas.
Cambios y respuestas de los fabricantes
Aunque algunos fabricantes han introducido alternativas, como las impresoras EcoTank de Epson con depósitos recargables que reducen la dependencia de cartuchos con chips, no existe una solución generalizada. HP, por ejemplo, sigue enfrentando reportes de usuarios cuyas impresoras bloquean cartuchos compatibles tras actualizaciones de firmware, lo que indica que estas prácticas persisten. Legalmente, las denuncias continúan sin resolverse de manera definitiva, dejando a los consumidores en un limbo donde las sanciones masivas son escasas y los problemas de obsolescencia programada permanecen sin una respuesta clara.
Parece que en el mundo de las impresoras, el único contador que no se reinicia es el de las quejas de los usuarios, mientras los fabricantes juegan al gato y al ratón con la tinta que sobra y la paciencia que falta a la hora de ganar dinero.