El silencio que devora la verdad sobre las cloacas del estado
Las comisiones investigadoras en el Congreso se sumen en un letargo profundo, un vacío que se expande y consume cualquier atisbo de claridad. Desde las sombras, Junts anuncia su negativa a mover un solo hilo para reactivar estas pesquisas, sellando así cualquier posibilidad de negociación con el PSOE. La Operación Cataluña y el caso Pegasus se desvanecen en la penumbra, mientras los ecos de los atentados yihadistas de agosto de 2017 se ahogan en el olvido forzado. La sensación de que algo monstruoso aguarda entre bastidores se intensifica con cada día que pasa.
Las cloacas del Estado se cierran sobre sí mismas
Los pasillos del poder se tiñen de una oscuridad palpable, donde las verdades se retuercen y las promesas de transparencia se desintegran. La Operación Cataluña, una telaraña de vigilancia ilegal y manipulación, ahora yace en un coma inducido por la desidia política. El caso Pegasus, con su tecnología espía que perfora la intimidad, se convierte en un fantasma que merodea sin rostro. Quienes deberían desentrañar estos horrores prefieren mirar hacia otro lado, como si temieran lo que podría emerger de las profundidades.
El precio del silencio y la desmemoria
Los atentados de 2017, con su estela de dolor y caos, quedan atrapados en este juego macabro de omisiones. Las víctimas y sus familias se enfrentan a un muro de silencio que crece más alto y más grueso con cada declaración evasiva. La sensación de impunidad se cierne sobre todos, un espectro que se alimenta de la inacción y la complicidad. En este laberinto de sombras, la verdad se convierte en un lujo que muy pocos están dispuestos a pagar, y el miedo a lo que no se dice se vuelve más aterrador que lo que se podría revelar.
En un giro siniestro, uno casi espera que los espías del Pegasus empiecen a enviar memes desde nuestros teléfonos, solo para recordarnos que aún están ahí, riéndose en la oscuridad.