La gente no se fija en el precio por kilo del supermercado y eso sí cuesta caro
En los supermercados actuales, los consumidores suelen dejarse llevar por el precio unitario del producto sin considerar el coste real por kilogramo o litro. Esta práctica resulta engañosa porque muchas ofertas aparentemente económicas esconden un precio elevado cuando se analiza la cantidad real que se adquiere. Las estrategias de marketing utilizan envases llamativos y promociones que distraen la atención del cálculo fundamental del precio por unidad de medida.
El impacto en el bolsillo del consumidor
Cuando no se compara el precio por kilo, se termina pagando hasta un cuarenta por ciento más por productos básicos como arroz, legumbres o detergentes. Los formatos familiares o económicos suelen tener un coste por unidad de peso menor, pero al elegir presentaciones individuales o marcas blancas sin verificar, el gasto semanal se incrementa sustancialmente. Este hábito afecta especialmente a familias con presupuestos ajustados que podrían optimizar sus compras con un simple vistazo a la etiqueta pequeña.
Cómo identificar las mejores opciones
La solución es sencilla: dedicar unos segundos a leer la información del precio por kilo que aparece en la esquina inferior de las etiquetas de los estantes. Aplicaciones móviles de comparación permiten escanear códigos de barras y calcular al instante la relación calidad-precio. Establecer una lista de compras con productos prioritarios y sus precios por kilogramo de referencia ayuda a tomar decisiones más conscientes y evita sorpresas desagradables en la caja registradora.
A veces pienso que si dedicáramos la misma energía a comparar precios por kilo que a discutir sobre la última serie de televisión, tendríamos carritos de la compra mucho más ligeros... y carteras más pesadas.