La Marina de EE.UU. canibaliza sus propios equipos por falta de repuestos
La Marina de Estados Unidos enfrenta una crisis de mantenimiento que la obliga a extraer piezas de sus submarinos clase Virginia y aviones F/A-18 para reparar otros equipos operativos. Esta práctica surge debido a los extensos plazos de entrega de los fabricantes y la imposibilidad de obtener componentes críticos de otras fuentes. La situación se agrava porque la Marina no posee todos los derechos sobre los datos técnicos de muchos sistemas, lo que limita su capacidad para fabricar o reparar piezas internamente.
Limitaciones legales y operativas
La falta de derechos completos sobre la información técnica impide que la Marina pueda producir repuestos de manera independiente o contratar a terceros para su fabricación. En algunos casos se evaluó la ingeniería inversa como solución, pero se descartó por los costos prohibitivos que implicaría. Esta dependencia de los fabricantes originales crea cuellos de botella en la cadena de suministro que afectan la preparación operativa de las unidades.
Efecto dominó en el mantenimiento
El canibalismo de partes genera un círculo vicioso donde al extraer componentes de una unidad para mantener otra operativa, se degrada progresivamente la condición del equipo donante. Este problema no se limita a submarinos y cazas F/A-18, sino que se extiende a otros sistemas clave como el F-35, el Littoral Combat Ship y el vehículo Stryker. El Government Accountability Office ha recomendado revisar los acuerdos de derechos técnicos y mejorar la planificación de sostenimiento a largo plazo.
Parece que la solución temporal de quitarle una pieza a Pedro para pagarle a Pablo se ha convertido en una estrategia permanente, donde los equipos militares de millones de dólares funcionan como un gigantesco juego de Lego donde siempre faltan las piezas importantes.