Brujería de Gonzalo Torné
Diego Duocastella regresa a Barcelona después de años de ausencia, un reencuentro con la ciudad que lo vio crecer y que ahora carga con el peso de viejas amistades y secretos enterrados. Su regreso no es casual, pues busca ajustar cuentas con un pasado que se remonta veinte años atrás, donde las verdades ocultas y las tensiones personales han permanecido latentes, esperando el momento adecuado para salir a la luz. La novela de Gonzalo Torné explora este viaje introspectivo y conflictivo, sumergiéndonos en un mundo de recuerdos y desencuentros que definen la vida del protagonista.
El pasado como sombra persistente
El regreso de Diego a Barcelona no es una simple visita nostálgica, sino una inmersión forzada en un pasado que nunca logró superar. A lo largo de la trama, se enfrenta a viejos amigos cuyas lealtades y traiciones han moldeado su vida, mientras desentierra verdades que habían permanecido ocultas durante décadas. Estas revelaciones no solo afectan su presente, sino que también ponen en duda la estabilidad de sus relaciones y su propia identidad, creando un ambiente de suspense y reflexión sobre cómo el tiempo transforma, pero no borra, los conflictos no resueltos.
Tensiones personales y verdades ocultas
La novela profundiza en las tensiones entre los personajes, mostrando cómo los secretos del pasado resurgen con fuerza, desafiando las versiones oficiales de los eventos. Diego se ve obligado a confrontar no solo a sus antiguos compañeros, sino también a sí mismo, en un proceso que mezcla culpa, redención y la búsqueda de justicia. A través de diálogos intensos y escenas cargadas de emotividad, Torné teje una narrativa que cuestiona la naturaleza de la amistad y el perdón, destacando cómo las decisiones tomadas en la juventud pueden tener consecuencias duraderas e imprevistas.
En un giro irónico, parece que Diego no solo regresa para ajustar cuentas con otros, sino también para darse cuenta de que la cuenta más difícil de saldar es la que tiene consigo mismo, y que Barcelona, con sus calles familiares, se ha convertido en el escenario perfecto para una batalla interna que quizás nunca pueda ganar por completo.