Vinicius y su novia desatan el horror en su fiesta de Halloween
	
	
		La mansión de Vinicius se alza en la noche como un faro de pesadillas, donde las risas se convierten en gritos sofocados y las sombras se mueven con vida propia. Los invitados, rostros conocidos del mundo del espectáculo, atraviesan el umbral sin saber que han entrado en un reino donde la diversión se tiñe de terror. Cada paso que dan resuena en los pasillos interminables, mientras algo observa desde la oscuridad, esperando el momento perfecto para revelarse. El aire se espesa con un perfume dulce y putrefacto, y las luces parpadean como ojos enfermos en la penumbra.
La transformación siniestra de los anfitriones
Vinicius y su novia no son quienes aparentan ser esta noche. Sus disfraces parecen fundirse con sus pieles, adoptando formas grotescas que desafían la realidad. Sus sonrisas se extienden demasiado amplias, mostrando dientes que brillan con un fulvor sobrenatural, mientras sus ojos vacíos reflejan el miedo de quienes los rodean. Cada gesto suyo está calculado para infundir pánico, moviéndose entre los invitados como depredadores entre su rebaño, susurrando palabras que congelan la sangre en las venas. Los famosos presentes comienzan a notar cómo los espejos distorsionan sus reflejos y cómo las sombras se alargan de forma antinatural.
El baile macabro de las celebridades
Lo que comenzó como una elegante fiesta se transforma en una danza ritual de pesadilla. Las estrellas del cine y la música se encuentran atrapadas en un laberinto de terrores personalizados, donde sus peores miedos cobran vida ante sus ojos. Algunos invitados desaparecen sin dejar rastro, mientras otros cambian lentamente, adoptando las mismas características grotescas de sus anfitriones. La música se distorsiona en melodías de otro mundo, obligando a los cuerpos a moverse en espasmos involuntarios, como marionetas en manos de una fuerza invisible y malévola que se alimenta de su desesperación.
En el fondo, quizás el verdadero terror no sean los disfraces sino descubrir que, después de esta noche, algunos famosos nunca volverán a ser los mismos, y que el horror que vivieron en la mansión de Vinicius los acompañará en cada aparición pública, en cada sonrisa forzada ante las cámaras, convertidos en eternos actores de su propia pesadilla.