La paradoja de las frases aparentemente inocuas
	
	
		A veces nos encontramos con expresiones que parecen simples juegos de palabras o reflexiones casuales, pero que al analizarlas con detenimiento revelan capas de significado mucho más profundas y perturbadoras. La frase todo pasa, menos lo que te pasa por encima funciona precisamente así: superficialmente suena a un recordatorio sobre la resiliencia o al típico consejo de que el tiempo cura las heridas, pero en realidad contiene una advertencia mucho más oscura sobre aquellas experiencias que nos marcan de forma permanente.
El peso de lo que no podemos superar
Cuando algo literalmente nos pasa por encima, hablamos de experiencias traumáticas que dejan cicatrices imborrables, situaciones que cambian nuestra perspectiva de manera definitiva o pérdidas que reconfiguran nuestra identidad. Estas vivencias no siguen el mismo proceso de desvanecimiento que los contratiempos cotidianos; se instalan en nuestro ser y se convierten en puntos de referencia obligados para entender quiénes somos y cómo nos relacionamos con el mundo.
La apariencia engañosa del lenguaje coloquial
Lo más inquietante de estas frases aparentemente sencillas es cómo normalizan conceptos complejos y dolorosos bajo el disfraz del humor o la sabiduría popular. El peligro no está en la frase en sí, sino en cómo podemos internalizar su mensaje sin cuestionar sus implicaciones, aceptando como natural la idea de que ciertos eventos nos marcarán para siempre sin posibilidad de curación verdadera.
Y ahora, la parte donde fingimos que analizar estas frases nos hace más sabios, cuando en realidad solo estamos encontrando nuevas formas de preocuparnos por cosas que antes ignorábamos tranquilamente. Al menos ahora podemos culpar a la frase en lugar de a nuestras propias neurosis.