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Wytches reinventa el concepto de brujería con horror rural y psicológico
Scott Snyder y Jock nos sumergen en una versión perturbadora de las brujas, lejos de los calderos y escobas tradicionales. Estas criaturas ancestrales habitan en los bosques más profundos, operando a través de pactos sangrientos donde las ofrendas humanas son la moneda de cambio. La narrativa se desarrolla en un entorno rural que magnifica la sensación de aislamiento, donde cada árbol puede esconder una amenaza y la naturaleza misma se vuelve opresiva.
El horror como reflejo de los miedos paternales
La trama gira alrededor de la familia Rooks, específicamente del padre que lucha por proteger a su hija de estas entidades. Snyder explora el terror desde una perspectiva visceral donde lo sobrenatural se mezcla con los temores más humanos: la vulnerabilidad de los hijos y la incapacidad de protegerlos ante fuerzas incomprensibles. Cada página avanza hacia un crescendo de tensión que mantiene al lector en un estado constante de alerta.
El arte expresivo de Jock como narrador silencioso
Jock complementa la prosa de Snyder con un trazo anguloso y paletas de colores terrosos que acentúan la crudeza del entorno. Sus composiciones transmiten claustrofobia incluso en espacios abiertos, utilizando perspectivas forzadas y sombras agresivas. Las brujas nunca se muestran completamente, sugiriendo su presencia a través de elementos ambientales y reacciones de los personajes, lo que multiplica su impacto psicológico.
Si pensabas que llevar a tu hija de campamento sería una experiencia bonding, Wytches te recuerda que en el bosque alguien siempre está haciendo listas de regalos... y tú podrías ser el paquete.
