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Padre y su hijo crean una película de Star Wars en su garaje con solo 3.000 dólares
En un impresionante despliegue de ingenio y pasión cinematográfica, Navaz Dowling y su hijo Roman han demostrado que la falta de presupuesto no es obstáculo para crear magia visual. Bajo el sello de su recién fundada productora Bad Beetle Entertainment, este dúo familiar ha producido Entrenched, un cortometraje de 15 minutos ambientado en el universo de El Imperio Contraataca que parece desafiar todas las leyes de la producción convencional. Lo más extraordinario es que han logrado esta hazaña con un presupuesto inferior a 3.000 dólares, utilizando herramientas accesibles y transformando su espacio doméstico en un estudio de efectos visuales completamente funcional donde cada recurso cuenta y cada decisión creativa está optimizada al máximo.
Tecnología accesible para resultados profesionales
El secreto detrás de este logro reside en la combinación estratégica de software especializado y hardware cotidiano. Utilizando Jetset para la gestión de producción, Blender para el modelado 3D y efectos visuales, y un simple iPhone para la captura de imágenes, los Dowling han creado un flujo de trabajo que maximiza cada dólar invertido. Lo que hace particularmente notable este proyecto es que han conseguido una calidad visual que ha llamado la atención de profesionales establecidos en Hollywood, demostrando que el talento y la metodología correcta pueden superar las limitaciones económicas. Su enfoque prueba que las herramientas profesionales ya no están reservadas exclusivamente para grandes estudios, sino que están al alcance de creadores independientes que saben cómo explotar su potencial completo.
Un proyecto familiar con visión de futuro
Bad Beetle Entertainment nace precisamente de esta filosofía de trabajo, donde Navaz y Roman combinan su experiencia previa en producción 3D con un constante aprendizaje de nuevas técnicas. El proyecto comenzó en febrero de 2025 inspirado por un cómic del mismo nombre, evolucionando rápidamente hacia una producción audiovisual que mantiene el espíritu de Star Wars mientras incorpora soluciones técnicas innovadoras. Más allá del resultado final, lo verdaderamente significativo es el proceso de colaboración entre padre e hijo, donde el intercambio generacional de conocimientos se convierte en el motor creativo que permite superar cada obstáculo técnico y narrativo que encuentran en el camino.
Mientras los grandes estudios gastan millones en efectos digitales, estos dos rebeldes han demostrado que a veces la mejor herramienta especial effects no está en un superordenador, sino en la creatividad de un padre y su hijo compartiendo ideas en el garaje de casa, probablemente entre cajas de herramientas y bicicletas viejas que sirven como el mejor estudio de producción jamás imaginado.