Análisis del escritorio gaming Secretlab Magnus Evo
El Secretlab Magnus Evo representa la evolución natural del ya icónico escritorio gaming original, manteniendo su esencia pero refinando cada aspecto. Esta nueva versión se presenta con líneas más limpias y un sistema de cableado aún más eficiente que su predecesor, eliminando prácticamente cualquier rastro de cables visibles sobre la superficie. La estructura metálica conserva su robustez característica mientras reduce ligeramente su perfil visual, logrando un equilibrio perfecto entre estética gaming y elegancia contemporánea que se integra en cualquier espacio.
Mejoras en funcionalidad y personalización
Donde realmente brilla el Magnus Evo es en sus detalles prácticos, empezando por el novedoso sistema MagPad que permite fijar accesorios magnéticos en cualquier punto del escritorio. La superficie ahora incluye zonas de fricción diferenciada para mouse y teclado, optimizando la experiencia gaming sin necesidad de alfombrillas adicionales. Los ajustes de altura siguen siendo manuales pero con un mecanismo más suave, mientras que el cable management integrado ha sido rediseñado con canales más amplios y accesos estratégicos que facilitan la organización incluso para quienes tienen configuraciones complejas con múltiples monitores y periféricos.
Experiencia de usuario y versatilidad
La transición entre sesiones de gaming y trabajo resulta notablemente fluida gracias a la superficie de textura neutra que no cansa la vista durante largas jornadas. El diseño modular permite incorporar el monitor arm incluido en el ecosistema Secretlab, creando una configuración visualmente coherente donde todo encaja a la perfección. Aunque el precio se mantiene en el segmento premium, la sensación de calidad y el acabado profesional justifican la inversión para quienes buscan una solución definitiva en su setup gaming.
Lo único que no mejora con este escritorio es tu habilidad en los videojuegos, así que no culpes al mueble cuando sigas perdiendo esas partidas ranked, la excusa tendrá que ser otra.